Hace algunos días una mujercita de la iglesia me dijo: "Fue todo un honor servir este fin de semana. Admito que no es el área donde más me gusta servir, pero fue lindo ver cómo Dios transformó eso y puso en mi corazón amor y gozo al servir."
Mis amados hermanos, Dios puede usarnos en nuestra debilidad solamente cuando disponemos nuestro corazón. Él no nos usa porque lo hagamos muy bien, o meramente porque nos guste lo que hacemos, sino porque anhela moldear nuestro carácter.
“Y me ha dicho: 'Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad'. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo." -2 Corintios 12:9 RVR60
En realidad, nuestro Señor no nos necesita. Sin embargo, en su Palabra dejó muy claro que todos los que hemos creído en Él ahora somos Sus siervos. Él pagó un precio muy alto por cada uno de nosotros, y ahora no somos nuestros propios dueños, le pertenecemos.
Servir a Dios debe ser una respuesta de amor y agradecimiento por haber sido perdonados y redimidos; darle nuestro servicio, no solo dentro de la iglesia, sino también en casa y fuera de ella, no buscando nuestros intereses, sino velando por las necesidades de otros. Dios busca corazones dispuestos, no expertos. Siervos a tiempo completo.
Así que pensemos en lo siguiente, ¿somos verdaderos siervos llenos de amor o únicamente buscamos ser servidos nosotros? Oremos para que Dios nos dé amor y gozo para servir.
"Por lo tanto, mis queridos hermanos, manténganse firmes e inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que su trabajo en el Señor no es en vano." -1 Corintios 15:58 RVR60