Desde el nadir hasta el cenit, cada amanecer el sol hace su brillante aparición y no detiene su trayectoria. Avanza sigilosamente segundo a segundo, cruzando los cielos hasta llegar al punto más alto para hacerse notar en plenitud.
"Más la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto." -Proverbios 4:18 (RVR60)
Lo emocionante de la vida en Cristo es que es similar a la luz de la aurora: Dios no permite que nuestras vidas detengan su crecimiento espiritual. Él ha puesto a nuestro alcance los medios para que sigamos en un proceso continuo de madurez y no detendrá su obra en nuestras vidas.
Pablo dice que la meta es que lleguemos a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plena y completa vida de Cristo. En ocasiones las circunstancias adversas o nuestros sentimientos fallidos nos pueden hacer creer que nuestras vidas han perdido el rumbo y que quizá ya no tiene sentido seguir. Pero si tienes puesta tu confianza en Él ¡Nunca pienses tal cosa!
Dice la Escritura que Dios dejará completamente terminada la obra que ha comenzado en nosotros para el día que Jesucristo vuelva. ¡Podemos cruzar la bóveda celeste confiando en Él!