“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?” -Romanos 8:35
Pasamos pruebas como toda persona, y Pablo nos menciona varias de las cuales hemos vivido o tenemos presentes.
En cuestión de pruebas, la lista podría ser muy grande, pero bueno, ¿acaso alguna de ellas sería capaz de apartar nuestro corazón del Señor? Cuando estamos en dificultades, muchas veces podríamos sentirnos angustiados. Y de esto encontré una definición:
"El sentimiento de angustia nace al darse cuenta de que todo lo que sucede es consecuencia de nuestras propias decisiones y que nada ni nadie nos podrá ayudar."
¿Te has sentido de esa manera? Yo sí lo he experimentado, pero hay algo importante en todo esto (y no me refiero a estar angustiado): no estamos solos, sino bajo la protección de nuestro Dios. No quiero desanimarte, pero una realidad es que las pruebas y tribulaciones nos acompañarán durante nuestra vida terrenal.
¿Pruebas y tribulaciones en mi vida? Pero ¿por qué, si soy cristiano y amo a Dios? La Palabra nos dice:
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” -Romanos 8:28
Dios permite, como hijos amados, que pasemos por todo esto, porque todo tiene un propósito en nuestra vida. Pasar una prueba nos va transformando y no es casualidad.
“Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” -Romanos 5:3-5
Querido hermano, regreso al versículo inicial (Rom 8:35): no apartes tu corazón del Señor, que la prueba o tribulación te acerque más a nuestro Dios. Él quiere usarte para su Gloria y nos va moldeando para Su propósito.