El conocimiento profundo que el Señor tiene de nosotros abarca nuestro corazón, pensamientos y preocupaciones; Él está consciente de nuestra cercanía o distancia, así como de las tentaciones y retos que enfrentamos.
Actualmente vivimos en un mundo que va a mil por hora, cada día con nuevas tendencias, y nuevas noticias. En medio de la rutina diaria, las preocupaciones, y muchas veces nuestros propios ídolos, tendemos a descuidar el estado de nuestro corazón y permitimos que el pecado se instale en nuestras vidas. Es entonces que nuestra vida cristiana se torna fatigante, cuando caemos en el peligroso terreno de la tibieza, que el Señor desaprueba profundamente.
En este punto, el orgullo puede ser un obstáculo para el arrepentimiento y el retorno a Su gracia. Sin embargo, recordemos las palabras de David, recordando que Dios valora la verdad y la santidad.
"He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve." -Salmos 51:6-7 RVR60
El hisopo es una pequeña planta que aún crece en algunas regiones del Medio Oriente, usada específicamente por los israelitas para la purificación de leprosos o casas donde había vivido algún enfermo. En el Salmo 51, podemos notar que David habla de recibir una verdadera limpieza profunda, en el corazón. La única manera de recibir esta purificación de parte de Dios y tomar conciencia del estado de nuestro corazón es acercarnos a Él, ser simplemente intencionales, acercarnos en oración y en su Palabra.
Nadie dijo que ser cristiano era fácil, Pablo nos recuerda que es una carrera. Siempre podemos volver a Sus pies y así Él puede ocultar Su rostro del pecado y hacernos más blancos que la nieve.