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Foto del escritorRubén González

La ruta de nuestra vida

"Oye, hijo mío, recibe mis palabras, y muchos serán los años de tu vida. Por el camino de la sabiduría te he conducido, por sendas de rectitud te he guiado." -Proverbios 4:10

Siempre que estoy con mi esposa en el coche, y ella va manejando, me pregunta: "¿Por dónde quieres que me vaya?" Y hace esta pregunta porque, por alguna razón, cada uno tiene diferentes preferencias para llegar a un mismo destino. A ella le gusta ir por la ciudad; a mí, por el periférico.



Proverbios 4 nos instruye sobre la ruta preferida de Dios. Ese camino es el de la sabiduría, que es el temor a Dios (Prov. 1:7). Es un camino recto, abierto, libre de cualquier cosa que nos haga tropezar.


Es posible, mi querido hermano, que te pase como a mí y a mi esposa, que tenemos nuestros caminos favoritos. Pero Dios no nos dice que cada quien vaya por donde mejor le parece, sino que hay un camino. En Proverbios 4:14 se expresa que debemos aferrarnos a la instrucción que nos da, que no cambiemos de ruta, que cuidemos de permanecer en el camino, así como cuidamos nuestra vida.

"No entres por la vereda de los impíos, Ni vayas por el camino de los malos." -Proverbios 4:14

Hay otra ruta, se nos dice en el verso 14 de Proverbios, pero es una senda de maldad. Esa carretera debemos evitarla. Y digo esto porque me pasa: muchas veces quiero hacer las cosas a mi modo y se me olvidan las instrucciones de Dios. En ocasiones cambio Su sabiduría por la mía, una pésima decisión.


Hoy te invito a recordar que ir con Cristo, que es el Verdadero Camino, tendrá sus dificultades; muchas de ellas tal vez no sean de tu agrado, pero recuerda que vas por la vía correcta. Dice Proverbios 4:18:

"Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va aumentando en resplandor hasta que es pleno día. El camino de los impíos es como las tinieblas, no saben en qué tropiezan."

Cuidemos nuestra mente y, sobre todo, nuestro corazón del engaño de que podemos vivir alejados del Señor. Ora conmigo: Señor, ayúdame todos los días a permanecer en Cristo, que es el Camino. Cuídame de mis propios deseos y orgullo. Llévame siempre por Tus justas sendas de gracia. En el Nombre de Cristo Jesús, amén.

 


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