"Dios mío, te ruego que envíes a otra persona". -Éxodo 4:13 (TLA)
Esta expresión fue emitida por Moisés cuando Dios lo estaba enviando a liberar a su pueblo. Una lectura simple del texto nos puede llevar a criticar a Moisés, quien, a pesar de escuchar la voz de Dios, se negaba a obedecerlo. Sin embargo, tanto usted como yo podemos llegar a la conclusión de que esa es una de las expresiones más utilizadas en la actualidad cuando sentimos que Dios nos quiere usar. Cuando una voz interior nos llama, ya sea para hablarle de Él a la persona que está al lado, al familiar, vecino o compañero de trabajo, a menudo preferimos llamar al pastor; o bien, para servir en su iglesia, pensamos que seguramente hay personas más preparadas o más espirituales que nosotros para esa labor. Esgrimimos numerosos pretextos para no servir, como la falta de tiempo, de recursos, de conocimiento, e incluso defectos físicos; Moisés también los tenía:
"Moisés contestó: '¿Y quién soy yo para ir ante él y decirle: 'Voy a sacar de aquí a los israelitas'?" (Éx. 3:11).
"Sin embargo, Moisés le dijo a Dios: 'Los jefes de Israel no van a creer que te he visto, así que tampoco van a obedecerme'." (Éx. 4:1)
"Sin embargo, Moisés le dijo a Dios: 'Pero es que yo no sé hablar bien, siempre que hablo, se me traba la lengua, y por eso nadie me hace caso. Este problema lo tengo desde niño'." (Éx. 4:10)
Al igual que Moisés, pensamos genuinamente que no estamos preparados para ser usados por Dios, que no somos útiles para ello; pero te tengo una buena noticia, tienes razón, no lo somos, al contrario, somos inútiles (Lucas 17:10, 1a. Corintios 1:18). Pero es precisamente por eso que Dios nos llama. Veamos las respuestas que Dios dio a Moisés, y a la vez nos da a nosotros:
"Dios le dijo: 'Moisés, yo estaré contigo en todo momento!' -Éxodo 3:12
"Diles que soy el Dios eterno, y que me llamo Yo soy. Diles a todos que yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, los antepasados de ustedes." -Éxodo 3:14
"Dios le contestó: 'Escúchame, Moisés, ¡soy yo quien hace que hables o que no hables! ¡Soy yo quien hace que puedas oír o que no oigas nada! ¡Soy yo quien puede hacerte ver, o dejarte ciego! Anda, ponte en marcha a Egipto, que yo te ayudaré a que hables bien, y te enseñaré lo que debes decir'." -Éxodo 4:11-12
Finalmente, Moisés le creyó a Dios y el resultado es muy conocido por todos; pero aún más, entendió que la obra no era suya, sino del que lo envió, como podemos ver en los capítulos finales del Libro del Éxodo:
"Moisés le dijo: 'Si no vas a acompañarnos, no nos pidas que salgamos de aquí. Acompáñanos, y seremos diferentes de los otros pueblos de esta tierra." -Éxodo 33:15-16
Otro personaje de la Biblia, Nehemías, escuchó igualmente la voz de Dios, entonces oró y ayunó, hasta que llegó el momento de actuar (Nehemías 1:4).
Al igual que Moisés y Nehemías, Dios nos quiere usar. Tengamos la seguridad de que no es por nuestros méritos, sino por su misericordia. La obra es suya, Él hará, entonces solo nos toca estar preparados (como Nehemías) y decir como dijo Isaías: "Heme aquí, envíame a mí". Dios les bendiga.