Dios ha colocado una diversidad de personas en nuestra iglesia, cada una con un propósito especial. Como el cuerpo humano, Dios diseñó diferentes partes, cada una con funciones provechosas para toda la iglesia (1 Cor. 12:7). Así también el Espíritu Santo repartió dones, es decir, la capacidad sobrenatural para llevar a cabo cada ministerio y actividad dentro de la iglesia (1 Cor. 12:11).
"No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales." -1 Corintios 12:1 (RVR60)
Es por eso que no debemos ignorar la importancia de los dones. Pablo nos enseña que el propósito de los dones es siempre edificar a la iglesia, fortalecer la fe de los hermanos a nuestro alrededor en Jesús y su palabra (1 Cor. 14:12). Por lo tanto, para que la iglesia esté sana, necesitamos que cada uno de nosotros ejerza los dones que el Señor nos dio. Y aunque esos dones sean diferentes, ninguno es más importante que otro, pues todos necesitamos el uno del otro (1 Cor. 12:21-22). Entonces, ¡hoy te invito a ejercer tus dones! Procuremos seguir el amor, la mentalidad de que en la iglesia el propósito de la reunión es servirnos unos a otros (1 Cor. 14:26), y experimentemos el gozo de poder ser usados por el Espíritu Santo para fortalecer la fe de los demás en Jesús. ¿Conoces los dones que el Señor te ha dado? Pidamos al Señor que nos permita tener seguridad de lo que nos ha concedido, y practiquemos el amor cuando estemos juntos.