Nuestra vida cristiana es una que requiere de nosotros mismos un auto-cuidado vigilante y responsable, nuestros propios corazones con facilidad se desvían volviéndose vacilantes, o peor aún extraviados o incluso totalmente corrompidos. Judas nos hace una importante exhortación a vivir contendiendo por la fe.
"Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos." -Judas 1:3 (RVR60)
¿Cómo en la práctica, nosotros podemos vivir contendiendo por la fe? Tú y yo contendemos por la fe cuando vivimos una vida cristiana firme. Esto significa que seguiremos por un camino con paso constante, sin titubear, sin dar pasos en falso o hacia atrás.
En el versículo 18 Judas también nos habla de burladores, personas que se conducen solo por sus “sentidos”, y que no tienen al Espíritu. Estos son aquellos que hoy en día también están presentes haciendo mofa de nuestra fe, de nuestras decisiones y convicciones, de la esperanza que nos sostiene (la venida de nuestro amado Señor Jesús) o de que simplemente intentemos vivir como agrada y honra a Dios.
La exhortación para los salvos es a guardar la fe y a seguir creciendo en ella, cuidando nuestra vida de oración y devoción y dejándonos guiar por el precioso Espíritu Santo de manera que podamos conservarnos en el amor de Dios siempre con responsabilidad.
"Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna." -Judas 1:20-21 (RVR60)
Contender por la fe implica también echar un vistazo a nuestras propias vidas de manera muy honesta, y esforzarnos por vivir todos los aspectos de nuestra vida en la consciencia y realidad de que Dios está presente, abandonando toda práctica pecaminosa. Te comparto unas breves preguntas que nos hacen reflexionar para ver si estamos contendiendo por guardar nuestra preciosa fe:
¿Mi fe se encuentra creciendo?
¿Tengo una vida devocional, de lectura de la Palabra, y oración activa?
¿Estoy cultivando el amor de Dios y el amor a otros?
¿Me encuentro esperando con certeza la promesa de la vida eterna?
¿Estoy compartiendo mi fe a otros con misericordia?
Si hacemos esto el Señor promete la bendición de guardarnos sin caída y presentarnos sin mancha delante de su gloria con alegría (Jud. 1:24).