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Foto del escritorLiz Maldonado

Amor redentor

A menudo leemos o escuchamos sobre la redención... Y es cierto que quienes hemos experimentado ese gran amor redentor, hemos entendido que quien nos redimió no miró lo malolientes, pecadores, insuficientes, harapientos que estábamos, y en ocasiones seguimos estando, porque aun sabiendo de dónde nos sacó, seguimos pisando por el mismo lugar.

“Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.” -Isaías 64:6

Pero Él, nuestro amado Padre Celestial, ha sido capaz de transformar las situaciones más desesperadas y aparentemente perdidas e incapaces (humanamente hablando) en las que nos encontró, y que por gracia, hemos recibido el mejor y más grande regalo que solo el sacrificio de Jesús en la cruz podía darnos al librarnos de la muerte eterna para redimirnos, rescatarnos, lavarnos, darnos nuevas vestiduras, darnos una identidad y vida eterna.

“Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.” -Lamentaciones 3:22-23

En la Biblia, encontramos en el libro de Rut una pequeña pero impresionante historia que nos da una muestra del amor redentor de Dios. Vemos cómo Dios usa la vida de personas comunes para mostrarnos su soberanía y cumplir su voluntad. Para nuestro buen Padre, no hay unos mejores que otros; todos tenemos el mismo valor.

“Pero por obra suya, están ustedes en Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y justificación, santificación y redención.” -1 Corintios 1:30 NBLA

He escuchado en varias ocasiones a personas decir que no merecen ese perdón, que nadie podría rescatarlos de lo más oscuro, pero sí, Él puede, ¡Él puede! No solo rescatarte, sino sostenerte de una caída libre en medio de la perdición, y además lavarte, vendar tus heridas, adoptarte y darte una vida nueva. ¿Por qué? Por el puro afecto de su voluntad, por su incomparable amor. Y si tú le conoces, pero estás alejado de su voluntad, regresa a casa; El Padre te está esperando siempre con brazos abiertos, mostrándote cada día que su misericordia es nueva cada mañana.

“según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.” -Efesios 1:4-12

Así que hagamos un alto y meditemos en esa transformación que ha hecho Dios en nuestro viejo hombre para traernos a casa y experimentar el amor redentor que jamás podremos recibir de nadie más que de Él.


A pesar de ti y de mí, ¡Dios es y seguirá siendo bueno y fiel!

 


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